La Princesa Mononoke es una preciosa película japonesa de animación, que tenía muchas ganas de ver y que vi con Carlos el Lunes por la mañana, es maravillosa.
La alquilé el día de año nuevo por la noche pero no pude verla por problemillas con el DVD doméstico, un Daewoo que misterioriosamente había cambiado de zona y no reconocía el disco. Llamé a primera hora al servicio técnico, y gentilmente me remitieron un e-mail con un enlace que contienía las instrucciones para cambiar la zona del cacharro, me comentó el técnico que igual se transtornó por un cambio de tensión, qué cosas.
La peli es fantástica con todo su significado, no recrea mundos parelelos imaginarios como la de Chihiro (es de la misma gente), sino que es un cuento de toda la vida, sin más personajes que los necesarios, no como en la de los Anillos de los idems. Tiene samurays, pueblecitos perdidos, animalillos fantásticos, heroes pubers, malos, demonios, una delicia de peli.
De postre hay un inocente mensaje ecologista de fondo, que siempre va bien, para este mundo tan feo y cutre que nos rodea lleno de autopistas, cinturones industriales, urbanizaciones en la costa y corrupción.
Toki, una guarrilla y su canalillo en el mundo del Espíritu del bosque