Buzzcoks hiceron un conciero maravilloso, fantástico, llenos de hits de punk rock de toda la vida y ellos estuvieron estupendos. El tema pienso yo, es que eramos cuatro gatos, y no encuentro interesante este ejercicio de onanimos musical pagado por el Ayuntamiento cuando este acontecimiento histórico no tiene ninguna resonancia, uno que se come la cabeza demasiado.
El concierto gordo de Cracker y compañía fue un coñazo lamentable, era gratis también, al aire libre pero fue una lata interminable de ver. Estas teóricas super bandas de rock and roll me dajaron indiferente con sus riff guitarreros como si estuvieramos en un bar de Memphis, a la sombra alargada de la Harley y los ZZ Top de fondo. No entendí nada y me aburrí mucho.
Por otro lado, a mi me gustaron un tiempo The Jayhawks, y Lambchop me parece un grupo genial con un sensibilidad infinita rara de ver, muy cercana e intimista, pero el rollito rock and roll y country parece que no me va.
Ayer precisamente escuché al cantante de Lambchop, Kurt Wagner natural de Nashville de toda la vida por supuesto, en el Diario Pop del Ordovás, y me pareció un tio de lo más normal. Una cosa curiosa, tiene la misma personal voz para hablar que para cantar, no como los cantantes andaluces de rock como J de los Planetas o el Chinarro o el de Maga, que cuando hablan tienen ese gracejo tan andaluz, y cuando cantan pueden ser de Madrid.
Hank, el estupendo primer disco que pillé de Lambchop