22 de Noviembre 2004
Una boda en Huéscar (Segunda Parte)
- picada mientras se espera a los novios de tortilla, choricitos fritos, hojaldre de nosequé, cervecita de marca no me acuerdo en botellas de tercio, croquetas...
- aperitivos ya en el salón por fin, aperitivos majestuosos de salmón ahumado, una maravilla de carpaccio de bacalao, embutidos ibéricos imperiales, el auténtico lomo de orza en lámina finas para hacerlo más gustoso, jamón serrano y tabla de quesos, y todo para una mesa de 8 en que estaban mis tíos y mis primos.
Es sobrado decir que fue un derroche inconmensurable de generosidad para estómagos campeones con el que no pudimos acabar, aunque llegamos a estar dedicados en exclusiva a ello durante una hora y media de reloj. Desproporcionado derroche que estuvimos arrastrando toda la tarde-noche.
El aperitivo no se acaba aquí, sino que se pasó a la gambas a la plancha, fresquísimas, buenísimas, primero pasaron una rosadas más finas, y luego una gamba roja que te caes de espalda de sabrosas que estaban. En total creo que cayeron 4 o 5 bandejas de gambas.
Todo esto regado con un vino rosado italiano tan de moda en la actualidad entre las tías (el lambrusco, sip), un Barbadillo en horas bajas, y un rioja tinto Faustino maravillosisisímo.
- primer plato, consistente en pescado a elegir entre, un mero bastante flojito con almendras, o unas rodajitas de bacalao al ajo arriero, que tenía una pinta estupenda, que por mi salud y el aprecio que le tengo a mi estómago no quise ni probar.
Un poquito de "porfavor"
