22 de Noviembre 2004

Una boda en Huéscar (Tercera Parte y fin): el punto de no retonno

- Sorbete de limón obligado, por favor.

- segundo plato, carne, no me lo puedo creer, dónde me voy a meter más comida?, A elegir, un entrecote a la pimienta para maricones, o una señora paletilla de auténtico cordero segureño, tierno que se deshacía en la boca, y que no pude más que darle 4 o 5 bocados y dejármela casi entera, pecado mortal del que me arrepiento muchas veces. Tenía que haber dejado más hueco.

Cordero segureño, precioso, divino
cordero2.jpg

- postre, una tarta con crema pastelera que mi prima había visto en un pueblo, y que pidió que se la hicieran. Muy buena, pero no podía más. Por supuesto, ni con cava, ni con baileys, ni con nada.

Ansioso por levantarme y aliviar peso, paseos al baño, a la barra, al baile que empieza, pero casi no puedo moverme. Así y todo, cae un Cacique-Cola (aquí no hay Pampero), uno o tres, no me acuerdo. Me cambio al gin-tonic, da igual, tengo el estómago destrozado. Empiezan los pasodobles, esto es surrealista. Luego fotos con los primos, a ver si estamos todos, ya están todos, se inmortaliza el momento. Sigo arrastrándome, saludando aquí y allí.
Nada finalmente, tras 10 horas de boda, ponen por sorpesa maravillosos platos de jamón serrano y queso. Fenomenal, ya tenía ese hueco que me faltaba con el cordero. Me sienta de maravilla, le ataco otra vez a los cubatas. La banda pachanguera, hacia las dos de mañana, deja los pasodobles, Paquito Chocolatero y Miguel Ríos, y se lanza con Leño y Maneras de vivir, vuelvo a enchufar, pero ya es demasiado tarde. Se hace las tres y media de la noche, se cumplen las 14 horas de boda, y nos vamos todos, por fin. No me lo puedo creer.

Posteado por jlamotta2 | 3:55 PM
Comentarios
Deja un comentario